Tanto el cabello como el cuero cabelludo suelen terminan el verano con múltiples daños, causados por factores ambientales como el sol, el salitre y el cloro, así como por la falta de cuidados adecuados.
Por eso, ahora es el momento de proporcionales cuidados precisos e intensivos que les devuelvan el equilibrio y en consecuencia, su salud y belleza.
¿Cómo afecta el verano al cabello y al cuero cabelludo?
Como explica Oscar Sánchez, director de formación de Davines España, el signo de daño capilar más evidente y común tras el verano es una gran deshidratación: “La incidencia de los rayos UV sobre la cutícula capilar hace que se reseque y abra, propiciando que se pierda la hidratación esencial y que sea difícil mantener la que se aporta de manera externa. Esto se acelera y empeora con la acción análoga que sobre ella tienen el salitre y el cloro.”
Otras señales de que el cabello necesita un rescate son: “Pérdida de color, ya sea coloreado o natural, por la decoloración del pigmento y/o la melanina natural del cabello. También las aguas de zonas cercanas a la costa suelen ser mucho más fuertes, con más cal, y esto también afecta mucho al estado general del cabello. Además, solemos caer en la despreocupación que conlleva el relax propio de las vacaciones y utilizamos productos no adecuados, aquellos que tenemos a mano y no nuestros productos habituales.”
Y si hablamos del cuero cabelludo, hay que tener en cuenta que “también sufre agresión UV y puede quemarse, especialmente el de las personas con cabello fino, y los hombres y aquellas con cortes de cabello muy corto. Asimismo, sufre de la deshidratación resultante de los factores que afectan a la piel de todo el cuerpo, y viene acompañada de incomodidad, descamación y picor. Sudamos más, y su carácter salino empeora y agrava su estado, pudiendo someterlo a un estado constante de irritación y estrés”.