Hablamos con Luciano Cañete, alma mater de Corta Cabeza y personaje fundamental de la peluquería española contemporánea.
Luciano Cañete, cofundador y director de los salones de peluquería Corta Cabeza, es una figura clave para entender la evolución de la peluquería en España en la última década. Personaje querido y admirado como pocos por sus colegas de profesión, Luciano Cañete y su socio Luis María Rodríguez acertaron a tejer una sólida red de profesionales de prestigio que hoy conforma la familia de salones Corta Cabeza en Madrid. Una enseña que este 2024 cumple 15 años de vida y que se ha caracterizado a lo largo de su trayectoria por su inquebrantable enfoque creativo y colaborativo. A través de ocho claves, Cañete nos comparte su visión sobre la gestión de salones, el valor de las asociaciones estratégicas y cómo ha evolucionado su carrera desde sus inicios en León hasta convertirse en un auténtico referente del sector.
1. De León al mundo… y de allí, a establecerse en Madrid
Luciano comenzó su carrera en León, donde dirigía un salón que como él recuerda dependía “exclusivamente” de su trabajo: solo cortaba él. Aunque el negocio era económicamente exitoso, esta dependencia lo llevó al agotamiento y, progresivamente, a una crisis personal: “Me quemé, la ciudad me gusta mucho, pero se me quedó pequeña porque era muy complicado hacer cosas diferentes, y llegó un momento necesitaba un cambio“. Este agotamiento, sumado a circunstancias personales difíciles, lo impulsaron a mudarse a Londres, donde encontró nuevas oportunidades y revitalizó su amor por la peluquería… que se había quedado mustio. Tras la experiencia británica, Luciano decidió volver a España, pero esta vez sabía que tenía que hacer las cosas de otro modo. Había llegado la hora de establecerse en Madrid.
2. La importancia de la experiencia antes de dirigir un salón
Cañete reflexiona sobre los desafíos de comenzar un negocio sin la experiencia adecuada: “Hay mucha gente que se embarca en un negocio muy joven y se quema… pero hay que entender y respetar que ser emprendedor no es algo que valga para todo el mundo“. Él mismo experimentó la desazón que fue asumir la responsabilidad de llevar un negocio sin haber vivido primero la peluquería de otras formas. Cañete se trasladó a Londres con 32 años, permaneciendo allí cinco años, al mismo tiempo que fue adquiriendo una visión mucho más amplia y madura de la profesión. “Cuando la gente se va a Londres normalmente tiene 20 años y vive intensamente esa época de locura de los garitos y todo eso… yo eso no lo viví porque ya estaba en otra onda. Pero la experiencia me sirvió para aprender otras muchas cosas que me llevé conmigo.”
3. Corta Cabeza, historia de una evolución singular
El éxito de Corta Cabeza nunca siguió un plan premeditado. El primer salón de la firma se abrió en 2009, y desde entonces, fueron expandienco su presencia en Madrid con nuevos salones, cada uno con su propia identidad y adaptación a la idiosincrasia del barrio donde se encuentra. Alejado del modelo de franquicia que conocemos en el sector, Cañete no tenía una fórmula en la cabeza de cómo crecer o expandirse… sino que dio con su propio método obligado por las circunstancias. “Apareció Dani Zúñiga en nuestras vidas y nos rompió los esquemas… una persona creativa, con un potencial tremendo y que rápidamente vimos que si no formaba parte de nosotros, se iba a alargar a abrir su propia historia. Entonces ahí es cuando se nos ocurre abrir un segundo salón y hacer socio a Dani. Casi sin darnos cuenta habíamos dado con la tecla. La estrategia de incorporar nuevos socios y colaboradores que compartan nuestra visión en cada nueva apertura, es lo que ha permitido que el negocio creciera de manera sostenible“, explica Luciano. “Al principio, obviamente cometimos errores, pero luego nos dimos cuenta de que al ir sumando socios, los salones funcionaban bien“.
4. El éxito del modelo de negocio colaborativo
Tras el éxito de un modelo en que cada uno de los salones es “una empresa diferente, con sus respectivos socios, implicados en el día a día del negocio“, Cañete enfatiza la importancia de compartir responsabilidades y beneficios con cada uno de sus socios. Este enfoque ha sido fundamental para mantener la motivación y la estabilidad del negocio a largo plazo: “Ganas un poco menos porque tienes que repartir más, pero a largo plazo, te permite crecer de forma más orgánica y segura… llevamos 15 años con este modelo de negocio y estamos super satisfechos de nuestra trayectoria“. Tal y como está concebido el modelo, la estructura organizativa de Corta Cabeza permite a los socios participar activamente en la dirección y el rumbo de los salones junto a Luciano y Luisma, lo que contribuye a un ambiente de trabajo positivo y colaborativo. “Actualmente contamos con 6 salones, 6 sociedades diferentes cada uno dirigida por socios diferentes, y un total de 50 profesionales trabajando para la marca“, concluye Luciano.
5. Una identidad única que se adapta al entorno
Aunque Corta Cabeza tiene una identidad muy marcada que ha hecho a la marca destacarse en un mercado tan competitivo como es Madrid, cada salón de Corta Cabeza tiene unas características propias que se adaptan a la zona en la que se encuentra. Según Luciano Cañete, esto es clave para mantener la relevancia y el éxito de cada uno de los negocios: “Nos adaptamos mucho a la zona en la que trabajamos. En cada barrio, el cliente tiene su propio estilo y nosotros nos ajustamos a eso, aunque la esencia y el espíritu de Corta Cabeza siempre están ahí“. De hecho, esta flexibilidad es parte del ADN de Corta Cabeza, donde desde el primer día se fomenta la libertad creativa de los estilistas, siempre y cuando el resultado sea de alta calidad. “En nuestros salones trabajan profesionales que vienen de muchas ciudades y salones distintos, cada uno con su propio sistema de trabajo. Lo que me importa es que el resultado sea bueno, porque de esta forma yo voy a aprender una nueva forma de trabajar y mi mochila de conocimiento va a ser más grande a la hora de desarrollar mi profesión. La única premisa en Corta Cabeza es que el cliente sea el rey”.
6. La expansión y los desafíos futuros
Aunque Cañete ha manifestado cierta reticencia a expandirse fuera de Madrid, no descarta la posibilidad si se presenta la oportunidad adecuada: “Barcelona sería un sitio que me encantaría, Bilbao también… pero no tenemos planes inmediatos: no nos interesa el concepto de crecer por crecer“. En este sentido, el crecimiento no es una prioridad absoluta para él, ya que este reconocido peluquero y empresario valora mucho la calidad de vida y la estabilidad que ha logrado con su equipo actual. “El requisito imprescindible para abrir en otras ciudades sería que los profesionales que trabajen en los nuevos salones tendrían que haber trabajado anteriormente en Corta Cabeza. Eso es impepinable. Porque si no has trabajado con nosotros no conoces la esencia. Por mucho que copies los estilos de las colecciones. Por mucho que trabajes de forma similar a nosotros,” explica Luciano, quien también destaca la importancia de la experiencia del trabajador en Corta Cabeza: “La experiencia del cliente en Corta Cabeza es excelente, pero la experiencia del trabajador es aún mejor“.
7. Una reflexión sobre la diversidad y el cambio social
La diversidad y la individualidad son aspectos que están profundamente integrados en la filosofía de Corta Cabeza. Desde el principio. Por ello, Cañete se muestra optimista sobre los cambios sociales que se han venido produciendo a este respecto en los últimos años y que él y su equipo han defendido durante toda su trayectoria. En este sentido, reconoce que aunque todavía existe resistencia en algunos sectores de la sociedad, el camino hacia la normalización es inevitable y positivo: “Para que haya diversidad y para que esa diversidad esté aceptada, lo primero que hay que hacer es normalizar“, afirma Cañete. Y añade: “Al final consideramos normalidad lo que nos entra por los ojos a diario, así que creo que vamos por el buen camino.
8. El futuro de Corta Cabeza
Con la celebración del 15º aniversario de Corta Cabeza, la cabecita de Cañete, que nunca descansa, está considerando nuevos proyectos que involucren a todos sus socios. Aunque tienen decidido no abrir más peluquerías por el momento, tienen en mente un proyecto colectivo que motive y desafíe a su equipo: “Me apetecería algo que fuera más de todos, un proyecto más en común“, nos suelta como primera pista… Un enfoque que refleja su deseo de continuar innovando y creciendo, manteniendo siempre el espíritu colaborativo que ha definido a Corta Cabeza desde su inicio. Una trayectoria fuera de lo común que demuestra que los proyectos que no siguen los cauces establecidos, aunque impliquen dificultades añadidas, tienen un espacio en el que construir su propio camino y pelear por su propio éxito. Un camino que, además, Luciano Cañete y su equipo han demostrado que es posible transitar combinando el éxito empresarial con un ambiente de trabajo diferente, saludable y motivador.