19 March 2024

Íntimo y personal: Alexis Continente

El reconocido peluquero barcelonés Alexis Continente cumple una década de éxitos en el mundo del cine, rodando con Francis Ford Coppola, instalado en la élite de los artesanos de Hollywood.

Recién llegado de Estados Unidos donde ha estado los últimos meses rodando el film ‘Megalopolis’ bajo la batuta del legendario cineasta Francis Ford Coppola, nos encontramos con el peluquero barcelonés Alexis Continente para hacer balance de su exitosa carrera en el mundo del cine. Un mundo al que llegó hace 10 años aprovechando su oportunidad y su extensa experiencia previa como peluquero de salón, logrando trabajar con actores tan icónicos como Adam Driver, Chris Hemsworth o Natalie Portman, y en producciones tan conocidas como ‘Thor: el mundo oscuro’, ‘Mamma Mia! Una y otra vez’, ‘El último duelo’ o ‘La Casa Gucci’, entre muchas otras.

¿En qué proyectos está trabajando actualmente Alexis Continente? ¿Qué detalles nos puedes contar?

Ahora mismo he terminado de trabajar con Francis Ford Coppola en la película ‘Megalopolis’, con personajes como el de Adam Driver, que encarna a César, Jon Voight, Nathalie Emmanuel, Dustin Hoffman, Aubrey Plaza, Shia Labeouf o Laurence Fishburne, entre muchos otros. Es un film muy interesante y creo que va a ser la obra más personal de Francis Ford Coppola. Se trata de una película muy creativa, muy original. La empezamos a rodar en Atlanta el pasado 8 de noviembre y hemos terminado a mitad de este mes de marzo.

Tras una década trabajando en el mundo del cine, ¿qué valoración haces de esta etapa de tu vida?

Ha sido una aventura increíble. Mi primera película fue ‘Thor, el mundo oscuro’, que se rodó entre 2012 y 2013. ¿Qué valoración hago?  Pues que tengo que estar muy agradecido a lo que el destino me ha traído. Yo nunca había pensado en trabajar en el mundo del cine. Pero siempre he amado a la peluquería y tuve la suerte de involucrarme en este otro precioso mundo. He tenido mil y una experiencias, he podido vivir en infinidad de lugares a los que quizás nunca habría ido y que me parecen sitios preciosos, como Bucarest (Rumanía), Marrakech (Marruecos), Londres, Praga… No solo en lo profesional, esta aventura me ha cultivado y me ha mejorado mucho en lo personal. No sería quién soy sin esta maravillosa etapa de 10 años trabajando en el cine.

Habrás vivido mil historias y anécdotas, pero ¿qué historia recuerdas hoy con mayor cariño de estos últimos diez años?

Recuerdo muchísimas historias, algunas mejores, otras peores… pero todas buenas de recordar. No me olvidaré nunca de la primera película que hice porque yo nunca había estado en un set de rodaje. Y ver todo aquel tinglado que se montaba, en plena batalla de Thor contra los malos, con mucha acción, bolas de fuego, explosiones… me impresionó. Además recuerdo con mucho cariño esos momentos de trabajo en que he compartido visualmente cosas que me han chocado mucho, como estar en un set de Ridley Scott en Fuerteventura, con todo tipo de animales, más de mil extras cada día, con poblados enteros que parecían reales… Tampoco me olvido de lo que disfruto las cenas de equipo en que comentamos con los compañeros lo que ha pasado durante el día. Sigo disfrutándolo todo como el primer día.

Trabajaste con leyendas del cine como Ridley Scott, Michael Mann, Kenneth Branagh o Francis Ford Coppola. ¿Cuáles son las mejores enseñanzas que has extraído de cada uno?

Ha sido una gran suerte poder trabajar con directores como los que comentas, porque son personajes únicos en la historia del cine. Ridley, Michael y Francis están en la franja de los 80 y espero que puedan seguir rodando muchas más películas. ¡La última vez que hablé con Ridley me dijo que aún tenía muchas historias que contar en el cine! Y esta es precisamente una de las mejores enseñanzas que gente como esta te pueden regalar: que el ser humano vive de metas, de proyectos, de tener ganas de hacer cosas, de sentirnos vivos, de sentirnos fuertes gracias a la ilusión de querer crear algo. Eso es lo que me han enseñado leyendas del cine como ellos. Que aquí no se trabaja por dinero –aunque desde luego todo el mundo tiene que cobrar por lo que hace–; aquí se trabaja por ilusión, por amor a lo que hacemos. Lo mismo pienso de los peluqueros que estamos en el mundo del cine: cuando empieza un proyecto y empezamos a preparar y pensar cómo va a ser la película, lo que más te motiva es que la proyección que tienes en tu mente se plasme en la realidad. Y esto mismo lo intento traspasar a la vida. Cada uno tiene que encontrar su propia manera de sentirse vivo: ya sea acompañado de amigos, de familia, de pareja, haciendo ejercicio, practicando un hobby, cantando, tratando de reírnos más y disfrutar más. Como justamente hacen estos directores que hablábamos, que aunque sean los más profesionales del mundo, también saben vivir la vida al máximo.

La pregunta del millón. ¿Qué tiene que hacer un peluquero para entrar en el mundo del cine?

¡Es una buena pregunta! Llevo 12 años viviendo en Inglaterra y allí hay buenas escuelas que te preparan para que puedas entrar en el mundo del cine y la televisión, ya sea como peluquero o a través de otros campos artísticos, como el vestuario, el sonido, etc. Ese es un buen camino: estar en la escuela correcta, prepararse, que te propongan los medios donde empezar como aprendiz. Personalmente, mi camino fue bastante diferente. Mi madre es peluquera, yo siempre he sido peluquero y me he dedicado mucho tiempo a la educación: me encantaba dar clases, hablar de la moda, de cómo utilizar los productos… Posteriormente me mudé a Londres y allí tuve la suerte de conocer a la gente adecuada. De golpe me vi metido en el mundo del cine, pero como ya era peluquero mis manos ya funcionaban con lo que necesitaba hacer. Tuve que aprender principalmente a trabajar con posticería, con pelucas, con extensiones… Y sobre todo algo que me encanta y adoro –y que creo que es fundamental aprender en la base de la peluquería– que son las técnicas clásicas de la profesión. No me malinterpretes: está muy bien conocer los cortes y peinados modernos, pero además hay que estudiar y entender lo que se hacía en la época griega, la época romana y los siglos posteriores. Aprender también a utilizar bien herramientas que se han usado toda la vida, como las tenacillas para crear las ondas Marcel, los diferentes tipos de peines y cepillos, incluso los rulos… conocimientos que siempre te serán necesarios en una industria como la del cine. También desde luego documentarse a través de libros y revistas, visitando museos: en la moda y en la peluquería todo tiende a repetirse y es esencial tener unas buenas bases. Es como la danza: dicen que si dominas el ballet clásico, podrás bailar cualquier cosa. Pues en la peluquería es lo mismo.

Para que todo el mundo lo sepa: ¿qué es lo mejor y qué lo peor de trabajar en esta industria?

¡Fácil! Lo mejor es la gente y las diferentes culturas que conozco en cada película. En los últimos años he rodado en Italia, Francia, Irlanda, Estados Unidos… me he cruzado con infinidad de gente interesantísima, divertida, con estilos de vida totalmente diferentes, personas de las que he aprendido muchísimo. La experiencia personal es sin duda lo mejor. ¿Lo peor? Bueno, esto es un poco como un cuchillo de doble filo: lo peor es estar lejos de casa durante meses, lejos de los tuyos, a veces sintiéndote bastante solo. Por suerte, en esta última película, mi mujer me ha acompañado unos meses y esto me ha ayudado mucho.

Hace ya varios años que trabajas en exclusiva con Adam Driver. Hay otros peluqueros que trabajan exclusivamente con otros actores. ¿Cómo es y en qué consiste una relación tan estrecha como esta?

Hará ya cuatro años que estoy con Adam y hemos hechos 6 películas juntos. Pasamos muchas horas juntos y yo soy la primera persona que ve cada mañana mientras duran los rodajes (Risas). Muchos días empezamos a las 4 o las 5 de la mañana y nos pasamos 12-14 horas juntos. ¡Muchas veces la última persona que veo en el día también es él! Entonces, claro, tiene que haber una afinidad y una confianza mutua, porque se construye una relación muy estrecha entre actor y peluquero. Por parte de un actor es muy importante sentir que tiene un equipo de peluquería y maquillaje de total confianza. Le ayuda a poder concentrarse en su trabajo sin tener que pensar si lo que le están haciendo está bien o está mal. Yo me he pasado muchos años como peluquero de salón y aprendí bien cómo se ha de tratar a los clientes: si tú escuchas a la persona que está en tus manos y conoces cuáles son sus necesidades, podrás hacer bien tu trabajo. Todos los profesionales que lean este artículo saben que la confianza que se crea entre peluquero y cliente es única, y que ese cliente confía en ti no solo porque le haces bien el cabello … sino porque siente tu energía, le gusta lo que haces, le gusta cómo se siente en tus manos, cómo conectáis, cómo os comunicáis… y luego eso se transmite a un trabajo creativo visual que es el cabello.

Ahora que has terminado película, ¿cuáles son tus proyectos de futuro inmediato y qué te gustaría hacer en los próximo años?

Llevo trabajando prácticamente tres años sin parar. Tuve que aplazar mi boda dos veces por trabajo, son periodos prolongados muy intensos, muchos rodajes seguidos que van creando un desgaste… así que ahora es el momento de tomarnos un pequeño ‘break’ que seguramente me dará 3 o 4 meses para descansar y recargar pilas. Me tomaré el verano libre, y luego la última parte de este año y principios del siguiente se presenta muy, muy interesante. Seguramente volveré a rodar en Francia y en Estados Unidos. Desgraciadamente no puedo nombrar de qué películas se trata, pero me gustaría deciros que os mantengáis atentos porque lo que se está cociendo puede ser muy grande.

Hoy instalado en el star-system de la peluquería especializada en cine, habiendo sido nominado a premios tan importantes como los Oscars de Hollywood, los Bafta o los Makeup Artists & Hair Stylists Guild Awards, la historia de Alexis Continente tiene muchas, muchísimas páginas por contar.

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