La fotógrafa americana Robbie Kay cuenta la historia de mujeres por encima de los 60 años en la peluquería. Un viaje en imágenes que ilustra una generación de mujeres, pero también una forma de vida.
“Crecí con una madre que iba a la peluquería una vez por semana para arreglarse el pelo. Mis dos abuelas hacían el mismo ritual y cuando venían a visitarnos su cabello estaba perfectamente peinado”.
Esto es lo que escribe Robbie Kay en la introducción de su website. La fotógrafa americana ha creado un proyecto que recoge retratos de mujeres de 60 años o más en la peluquería. Un viaje por Estados Unidos, a medio camino entre reportaje periodístico y análisis sociológico.
La idea es simple: contar la historia de una generación de madres y abuelas a través de uno de sus lugares preferidos. Un estudio que no es sólo descriptivo, porque también insta a la reflexión: desde la evolución de la relación con la belleza, hasta el valor social del salón de peluquería, e incluso una reflexión más amplia sobre un modelo social que ya no existe, de mujeres encasilladas en unos determinados roles, derechos y obligaciones.
Como explica Robbie, “estas mujeres prepararon el camino para mucha gente, son prácticas, incluso yendo al peluquero una vez por semana, no son frívolas. Ir a la peluquería es un ritual fuera de las necesidades más básicas, absolutamente nada lujoso, y representa el cuidado personal. Ellas sienten que merecen estos mimos y adoran estar acompañadas. Son mujeres fuertes y, al mismo tiempo, tímidas y reservadas, con una verdadera actitud de “acéptame como soy”. Están llenas de vida y de sabiduría. Ninguna de ellas se sentiría culpable por ir a la peluquería una vez a la semana. Es simplemente un hecho. Todas ellas están comprometidas con mantener su cita semanal de la misma manera en que lo están con preparar la cena para toda la familia cada noche”.
¿Cómo surgió el proyecto?
“Estaba trabajando en las series ‘un día en…’. Ya había fotografiado un vertedero, después un viejo centro comercial y llegó el turno de un día en el salón de belleza. Sólo que nunca salí de allí.”
¿Cuál fue la primera mujer que fotografiaste y por qué la escogiste a ella en particular?
“El primer día de shooting fui a The Cut Salon en Sante Mónica (California). Todavía no me había dado cuenta de cómo de intensa iba a ser esta serie. Estaba nerviosa. La primera mujer que fotografié fue Jenny y, casualmente, su retrato ha sido un icono del proyecto por mucho tiempo. No le pedí que posara pero ella tomó esa actitud de estrella como Audrey Hepburn, con su vestido totalmente negro y el fondo naranja. Todo ello creó una magia que demostraba cómo de bellas y ricas en dignidad pueden ser estas mujeres. Fue entonces cuando entendí que tenía que ir más allá en este proyecto, porque podía ser útil para dar más visibilidad a toda una generación de mujeres que ahora están olvidadas”.
¿Crees que añadirás a mujeres de otros países? ¿Europa, Asia?
“No hay nada que me gustaría más que ir a otros países y fotografiar a otras mujeres. Creo que realmente contribuiría a expandir el proyecto, añadiendo información sobre cómo las mujeres de otros países que están por encima de los 60 años se perciben a sí mismas y cómo son percibidas. Sería una fabulosa oportunidad para intercambiar información”.
Beauty and Wisdom documenta una parte de America que está desapareciendo rápidamente, una población de mujeres que siempre han ido a la peluquería una vez por semana como una expresión de necesidad personal. Las páginas de este libro hablan acerca de la gracia y el coraje con los que estas mujeres envejecen en una sociedad cada vez más enfocada en la belleza y la juventud.
“Poco a poco, a medida que visitaba salones, descubría la belleza de estas mujeres, su sabiduría y su devoción por el cuidado personal. La relación con su peluquero es extraordinaria. Mi libro celebra todo esto, subrayando la fuerza que las acompaña mientras envejecen en una sociedad donde el culto a la belleza de la juventud oculta a la de la tercera edad.
¡Consigue ‘Beauty and Wisdom’ en Amazon.com!
