Esta es la historia de un libro extremadamente insólito, publicado en París en 1694, en contra de los lujosos peinados que llevaban las cortesanas de la época, en especial el mítico peinado ‘Fontange’ que tanto furor hacía por aquel entonces…
Incorporado recientemente a la maravillosa biblioteca del Museo de Historia de la Peluquería de Raffel Pages, ‘Traité contre le luxe des coeffures’ (Tratado contra el lujo de los peinados), es un libro muy peculiar, único, publicado por Chez Edme Couterot, con el objetivo de hacer reflexionar a las mujeres para que no se peinaran con el mítico peinado ‘Fontange’. La idea era establecer dos formas de comportamiento femenino a partir e los peinados: por un lado, las mujeres ‘coquetas’, cuyo comportamiento resultaba reprobable según el libro, y las damas ‘modestas’, de las que se alababa su recato y sobriedad a la hora de peinarse.
El peinado ‘Fontange’ había sido popularizado por Mademoiselle de Fontanges, conocida amante del Rey Luis XIV de Francia. Un peinado que, en cualquier caso, parece que nació de forma casual, según nos explica Raffel Pages, fundador y director del Museo de Historia de la Peluquería. Y es que durante una cacería en 1768 en el bosque de Fontainebleau, la dama vio cómo su peinado clásico se deshacía al quedar enganchado su cabello en una rama. Mademoiselle de Fontanges se recogió entonces su cabello con el uso de una cinta encima de su cabeza, dejando que sus rizos cayeran graciosamente en cascada sobre su frente y hombros.
Aquella visión embelesó completamente al Rey, que consideró el peinado de su favorita algo absolutamente delicioso. Mademoiselle de Fontanges era una mujer bellísima y con un aire decididamente sexy y glamouroso, así que su peinado, condicionado por la opinión favorable del Rey, causó inmediato furor entre las mujeres nobles, la aristocracia y las esposas de grandes burgueses: había nacido la moda del ‘Fontange’. Un peinado que, desde luego, creció en sofisticación, aplicando sobre el cabellos variados y lujosos ornamentos, joyas y abalorios.
Al poco tiempo, Mademoiselle de Fontanges cayó en desgracia ante el Rey debido probablemente a su fuerte rivalidad con otras de sus amantes y murió, ya retirada de la vida pública, en la Abadía de Port-Royal, en extrañas circunstancias que nunca fueron esclarecidas. Tenía sólo 20 años. Sin embargo, su mítico peinado perduró en el tiempo y se trasladó a otras cortes europeas, como la inglesa –la mismísima Reina Mary II lució también el ‘Fontange’– y hasta la Rusia de los Zares.
Descubre la magia de la peluquería en www.museumraffelpages.com