Léonard Autié, el célebre peluquero de la Reina María Antonieta, fue el primer gran peluquero famoso de la historia moderna.
Para saber de él, hemos buceado en los archivos del Museo de la Peluquería de Raffel Pages, donde hemos podido encontrar mágicas imágenes de la época y documentos históricos como los libros ‘Souvenirs de Léonard’ o ‘Journal intime de Léonard’, en que se glosan las hazañas de un mago del cabello que se hizo famoso en las cortes de toda Europa.
Curiosidades de la vida, Léonard empezó a trabajar en el salón del que acabaría siendo un gran competidor suyo, el ilustre Legros de Rumigny –el primer peluquero en publicar peinados en papel impreso–, por el que sentía bastante antipatía y al que bien pronto superaría en fama. Próximo
al mundo del teatro, Léonard empezó a peinar a algunas actrices de la época, a las que la prensa y la opinión pública tuvo a bien bautizar por aquel entonces como las ‘Léonardées’ en referencia a los llamativos estilos capilares que portaban. Y así fue como empezó a adquirir nombre y popularidad y a ser considerado uno de los grandes peluqueros de París.
Cuando en 1779, Léonard fue requerido para formar parte del servicio de la Reina, instalándose en el Palacio de Versalles, María Antonieta ya era la monarca más famosa de Europa. En este sentido, la Reina encontró en Léonard al cómplice ideal para construir la que sería una imagen rompedora, sensual y superlativa… algo que se refleja en el film ‘María Antonieta, la reina adolescente’ (2006) de Sofia Coppola. De este modo, Leónard acertó a crear sofisticados y extravagantes looks para la entusiasta Maria Antonieta, que ayudó a difundir la fama de su peluquero contagiando a las otras damas de la nobleza y la corte francesas a adoptar su estilo recargado y extravagante. De la mano de su extraordinaria posición en palacio, Léonard llegó a marcar el mundo de la moda previo a la Revolución Francesa, ayudado por la que fuera modista real y gran amiga suya, madame Rose Bertin.
Sus creaciones se basaban en peinados muy altos –que hacían que las mujeres fueran agachadas en los carruajes– con adornos sorprendentes tales como gasas, joyas, plumas, flores, frutas… ¡incluso maquetas de barcos y castillos! Así fue como se crearon los célebres ‘Pouf au sentiment’ o simplemente ‘Pouf’ que es el nombre con el que pasaron a la historia los peinados de Léonard.
Más información: www.museumraffelpages.com